lunes, 20 de agosto de 2007

Operadores Transantiago...


Recorre todos los días una gran cantidad de kilómetros, si lo pusiéramos en una línea recta, recorrería cinco veces santiago- Rancagua, el sueldo no es de los mejores, ni el horario el mas aceptable, pese a lo complicada que es su misión, se levanta todos los días a las cuatro de la mañana para estar en la Intermodal, llega, y su primera labor es prender la tetera y preparar el desayudo para sus compañeros de “ruedas” como los llama el.
Esta es la historia de un conductor, su nombre Guillermo Pizarro, la mayoría de los otros conductores lo llaman “el pistola” (le faltan unos dedos), maneja el recorrido de acercamiento G-16, esta variante de microbús, pasa por las diferentes poblaciones de la comuna de La Cisterna, El Bosque, y San Bernardo.
El Operador de el bus alimentador, plantea que uno de los grandes problemas del Transantiago, es el sueldo que tiene los operadores, “si nos subieran el sueldo nosotros mismos ayudaríamos a que esta guagua, que nadie la quiere, funcionara”. Conversa alegremente. El pistola cuenta que los hacen firmar contratos “Truchos” “son una ayuda para el dueño de los buses para que no les pasen un parte” replica Don Guillermo.
Con menos del mínimo, debe pagar las cuentas de sus dos familias, costear la enfermedad de su hijo menor, y arreglar las “panas de la maquina”, que aunque el no quiera, cada desperfecto del microbuses el dueño de la maquina descuenta el arreglo de esta del sueldo del operar a cargo.
Don Guillermo, hecha de menos el tiempo de las amarillas, “las lucas eran muchos más, trabajaba un poco y me alcanzaba para mucho, hasta pa´ una tercera minoca”.
Actualmente, el señor Pizarro, gana por contrato 500.000 pesos, por ocho horas de trabajo, intercaladas por turnos de dos horas y medias, pero en la realidad es mucho menos lo que recibe, trabajando casi 14 horas de corrido, arriesgando su vida, ya que trabaja hasta altas horas de la noche, pasando por lugares sin protección policial, dejando su familia de lado y realizando un desgaste humano comparado casi con los campos de concentración.
La mala fiscalización por parte de gobierno, el aprovechamiento de los empresarios y la poca colaboración de denunciar los abusos cometidos por los dueños de los buses hacia los trabajadores, son una buena mezcla, para la explotación de personas, las cuales no cuentan con herramientas para una defensa verdadera por sus derechos y no una constante manipulación por parte de los que tienen más protección en todos los sentidos.
Consultado el administrador del la línea, G-16, reconoce que algunos conductores, reciben menos dinero en sus sueldos, debido a que por su mal trato al microbús en su forma de conducir, estos se averían y según su contrato las reparaciones salen de su sueldo, “Esta todo legal, ya nos han fiscalizado por este tema y hemos salido sin ninguna objeción, ya que los conductores firman el contrato y asumen las condiciones ahí escritas”.
Los trabajadores de esta alimentadora, reconocen que firmaron ese contrato, y que ya no pueden hacer nada, porque no se quieren meter en problemas ni menos quedar sin su sustento diario.